jueves, 10 de enero de 2013

"Todos los besos del mundo" en El mar de tinta


Mar López escribe sobre Todos los besos del mundo de Félix Romeo para la revista Mar de tinta. Puedes leer el artículo pinchando aquí:

"Todos los besos del mundo

Estos cuentos son breves como una visión fugaz, y en ellos el alma humana es sometida a examen, exponiendo a la luz la fuerza de los sentimientos, el peso de las dudas y el poder del miedo ante la toma de decisiones en el devenir de la vida diaria. Los lectores aventajados de Félix Romeo podrán apreciar en este libro su evolución como escritor, ya que estos cuentos fueron escritos de 1993 a 2011 y se presentan ordenados cronológicamente.
 
Es la primera vez que se publica una recopilación de cuentos de Félix Romeo (1960-2011). Este autor, más conocido por sus novelas “Amarillo” (2008), “Discothèque” (2001) o “Noche de los enamorados” (2012) también escribió una gran colección de cuentos cortos para adultos. En esta recopilación están los mejores, seleccionados por los editores de Xordica, una editorial amiga del autor que ahora le rinde un hermoso tributo.

Escribir “la verdad” son sólo seis letras
En estos cuentos, Félix Romeo vuelca situaciones cotidianas que parecen extraídas directamente de sus vivencias personales, pero moldeadas con la pátina de la literatura. Así pues, se percibe la sinceridad durante la lectura, y eso es algo que el lector agradece: pocas cosas en la literatura se pueden disimular peor que la mentira, los escritores que fabulan acerca de mundos que les resultan ajenos o que se expresan a través de discursos impostados no suelen crear nunca obras buenas.
Precisamente en este libro se agradece eso, la implicación personal del autor en unas historias que son agradables de leer a pesar de estar redactadas con una técnica discretamente llamativa.
Sobre todo, son cuentos que narran anécdotas (de infancia, de juventud, etc.), y otros muchos plantean situaciones habituales en relaciones de pareja, centrándose en los momentos cercanos a la ruptura o situaciones críticas similares. Son estos cuentos en los que explora mejor el alma humana, ya que consigue mantener el pulso y ralentizar los segundos clave para indagar en los pensamientos que los amantes se confiesan y también en los que se callan. En algunos cuentos advertimos que hay personajes que llegan a cruzarse o confundirse entre ellos, creando una red de historias y personalidades que tejen un entramado literario que aporta coherencia y calidad al conjunto.

Félix Romeo
Cuando Félix Romeo se despedía en sus cartas, lo hacía con la fórmula “Todos los besos del mundo”, que a veces podía variar ligeramente. Escogerlo como título no obedece a haberlo extraído del interior de la recopilación, como suele ser lo habitual, sino que se trata de la forma que han elegido los editores para homenajearle y conseguir que la publicación de este libro sea una despedida del escritor (fallecido en 2011) al mundo de las letras.
Hay que señalar que algunos de los cuentos no aparecen tal y como fueron publicados, sino que se han añadido las modificaciones que Félix había incluido posteriormente en su ordenador personal, al que los editores de Xordica han podido tener acceso gracias a la colaboración de las personas cercanas al escritor que custodian su obra. Este dato da que pensar acerca de lo que ocurre con las publicaciones póstumas. Únicamente en el caso de que dejase constancia de ello, nunca sabremos si el escritor, antes de morir, hubiese dado luz verde a la publicación de estos cuentos con las variaciones posteriores o hubiese preferido volver a publicarlos tal y como aparecieron en periódicos y revistas originalmente. En todo caso, siempre existe la posibilidad (solo si el asunto nos preocupa mucho, claro) de localizar los textos antiguos en hemerotecas y comparar ambas versiones.
Estos cuentos cortos no tienen un hilo argumental ni fueron escritos para ser publicados en un solo volumen, pero en ellos se percibe con claridad la forma de escribir y los recursos más habituales y los temas preferidos de un escritor que, pese a no ser brillante, escribía con sencillez y coherencia, y que es capaz de hacer pasar un buen rato al lector sin resultar repetitivo ni pesado.

Otros besos en otros mundos
Hay algunos datos en la vida de este escritor que merece la pena recordar ahora, como por ejemplo que estuvo encarcelado durante un año por un delito de insumisión y que la escena de su salida de la cárcel fue la que utilizó Fernando Trueba para iniciar uno de sus cortometrajes (“Lumière et compagne”). Fue director del programa “La Mandrágora” y a lo largo de su carrera profesional colaboró con diversos medios, en algunos de los cuales publicaba los cuentos que inspiraron la publicación de “Todos los besos del mundo”.
Muchos de sus artículos aún pueden consultarse a través de la red, y algunos otros cuentos, además de los publicados en esta recopilación, pueden leerse a través de este enlace.
No obstante, aunque la publicación de este libro resulta muy oportuna y es una manera estupenda de acercarse por primera vez a la literatura de este escritor, siguen siendo más recomendables sus novelas, entre las que destacan Discothèque y Amarillo".

sábado, 5 de enero de 2013

Antón Castro escribe de "Todos los besos del mundo" para la revista Mercurio

 
 Ilustración de Óscar Astromujoff para la revista Mercurio

El periodista y escritor Antón Castro escribe de Todos los besos del mundo de Félix Romeo (editorial Xordica) para la revista Mercurio, que dirige Guillermo Busutil. Puedes leer el artículo pinchando aquí:

La vida como literatura

Javier Tomeo dijo que Félix Romeo (Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) vivió “amorosa e irremediablemente herido por las letras”. Quizá sea una de las mejores definiciones de este lector compulsivo y convulso que siempre tenía una mirada sobre todo. Pasión, humor, lucidez y curiosidad. También tenía un punto de vista sobre los cuentos, que, en su trayectoria de más de veinte años de escritura, nacieron del encargo. La escritora y bibliotecaria Eva Puyó y el escritor y editor Chusé Raúl Usón recogen sus cuentos en Todos los besos del mundo, una de las frases que Félix más solía usar en sus e-mails o en sus sms. Cuentos que son “fotografías de época, radiografías internas o breves películas de Super 8”. En sus relatos deslizaba y ahondaba en sus obsesiones: la relación con el padre, real o de ficción, que solía mitificar; las pistolas, que están emparentadas con Luis Buñuel y con su progenitor, que tuvo una tienda de ultramarinos y coloniales en Cuba, y con autores de novela negra como James Ellroy; el amor y las relaciones de pareja, y los viajes. Sus personajes, como él, siempre andan alrededor del mundo: por México, Nueva York, Lisboa, Oporto… O por Niza, como sucede en esa pieza magistral de amor y terremoto que es “Temblor”. En Glasgow, Oporto, Madrid y Zaragoza discurre “Sonia y Natalia”, la narración de dos amores, en los que es difícil eludir la huella autobiográfica del autor. También hay cuentos que suceden más cerca: en Gallocanta, donde se narra el espectáculo de las grullas, en Los Monegros o en los alrededores de Daroca, donde hay una cárcel, otro de esos temas que le persiguieron: estuvo en la prisión de Torrero (Zaragoza) como insumiso y redactó la novela Noche de los enamorados (Mondadori, 2012). Otra de las obsesiones de Félix Romeo era su propia ciudad, Zaragoza. Y a lo largo del libro, muchas de las ficciones transcurren en ella: “La novia del viento”, “A man with a gun. Thanks!”, donde une a un policía con el futbolista Saturnino Arrúa y el luchador Félix Lambán, durante el rodaje de la película Culpable para un delito, o “Una isla flotante”, que gira en torno a una tesis doctoral sobre el río Ebro, “donde el agua es profunda, temible y violenta”, a los sueños de un escritor y al recuerdo de un crimen. A Félix Romeo le gustaban las piscinas y redactó el cuento “La piscina”, no le gustaban los animales y firmó un cuento excepcional, repleto de sutileza y erudición, “El hombre invisible y el zoo de los Bowles”. También evoca su infancia en el verano de 1975 en su último texto. El libro rezuma vulnerabilidad, búsqueda, variedad: para él la vida y la literatura eran vasos comunicantes. Las palabras nacían del latido de existir.